Balada para los inocentes

Para mi gran amiga Julia, así toma distancia con gracia de algunas penas.


Te vi y te busqué,

pusimos postre,

prometiste prominente

y en la plaza de la virgen

allá, en el medio del continente

amaste,

a tu estilo ardiente.

Eso es poco.

Volviste y algún inocente 

le dió la mano

a tu negación ferviente.

Paso algún tiempo,

y de nuevo mentiste

¡que sed la tuya!

Lloraste y conseguiste

un perdón muy valiente.

¡Qué es el amor

si no es valentía!

Eso es poco.

Exclamo sorprendido, en esos días 

de tu ausencia prolongada,

vaya a saber en tu morada

cuántos secretos hirientes 

guardaste en la cama

dónde me amaste apasionadamente.

¡Qué es el amor

si no es confianza!

Por supuesto que defectos,

todos tienen por doquier

¿Será en los malos tiempos

donde el amor tiene que florecer?

También hubo poco.

Dado que la culpa fue ajena

al menos así lo entendiste

dudaste ante los problemas

y una mañana te fuiste.

Que te amaron precozmente

que la magia no era la misma

cuántas razones tenías 

y el amor ¿dónde permanecía?

No se sabe si fue poco,

quizás al mismo tiempo,

es mucho.

Es que por esos caminos

donde alguna vez te pensaron

cuántos momentos perdidos

en dónde deberías haber estado.

Aunque a veces con orgullo

pienso en el espejo

si amor andas presumiendo 

debería agradecer

que al mio hayas matado.

¡Qué es el amor

si no es gratitud!

Canto en esta balada, 

para todos los inocentes.











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