Cuando abuelo
tener el pelo seco para cuando la lluvia lo moje hasta el hueso,
que las arrugas me lleven a un buen recordar.
Mi deseo es que las sombras en dónde me siente paciente a soñar, ellas vivan para siempre,
porque si así fuere,
la vida de los árboles no se ha de terminar
y aunque yo perenne me vaya algún día,
se que habré estado sonriente queriendo en algún lugar.
Si cualquier día un hijo, un nieto, un amigo, intenta preguntar,
quiero un corazón lleno de buenos sentimientos con el que pueda contar lo dichosa que fue la vida,
para que otro también la aprenda a amar.
Me encantaría que mi aliento sea la satisfacción de ver feliz a mis semejantes,
y que risas mediante nos sentemos a repetir anécdotas, y por qué no también imaginar.
Cerrar los ojos y en un instante,
volver a la plaza donde iba a jugar,
abrigarme un invierno con las sábanas de mamá y papá.
Quiero que las yemas de los dedos se llenen de cosquillas de tanto acariciar,
no importa si es en el patio o en la cocina,
pero que me quieran de verdad,
que si un día caigo me pueda levantar,
que me pidan ayuda por el solo hecho de saber que ahí habré de estar.
Anhelo ser intransitivo cuando sufra
y compartir cuando tenga felicidad,
quiero vida, quiero con mis hijos jugar,
quiero ver la luna tocando el agua,
despertar y dormirme para volver a soñar.
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