Olvido

Sabes qué es el olvido, 

es la luz inútil con la que te ciegan las hormonas, 

instantes antes de estar acá.

Es la sensación de felicidad justo al final,

cuando ya empezas a no tenerla,

es lo que se va cuando las horas de risas juntos

pesan tanto que la mirada al piso

se vuelve hipocresía en todo punto 

y cada gesto es tal asunto 

que a mi te hace acordar.

El olvido es entonces aquello que no te dejó,

es el oxígeno de la memoria, y de tanto que flota

te trae mi aroma.

Es tu intestino diciéndote que flagelaste al destino 

mientras tomas un vaso vacío falaz,

es tu alma versionada al máximo tapada por aires de orgullo,

orgullo que mientras anula el pensamiento no la deja aflorar.

Y tanto es lo que te asfixia,

que no te deja olvidar.

El olvido por existir es mentira pura, es la oscuridad que tiene razón de ser por el solo hecho de que antes hubo luz,

es el grito de la lejanía 

pero su voz habla desde la lozanía que alguna vez tuviste cuando te supieron amar.

Olvido quizás sea el imperioso mandato de cada día donde le decimos a nuestras vidas: ¡olvida! aunque no lo podamos lograr.

El olvido es un teatro ciego porque aunque no ves, escuchas igual, 

es el cariño que no se ha de recuperar, 

es lo que sentís…

en cada plato, 

artesano, 

de cara al sol, 

sobre el pasto, 

acariciando, 

recibiendo amor animal, 

jugando,

¿siendo?

lujuriante

esperando,

sin saber

cuándo terminará. 

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